Despertar
Todo está oscuro. Percibo algo claro traspasar la fina capa que cubre mis ojos. Debo respirar… respirar lentamente. El aire llena mi interior y expande mi pecho. Puedo sentirlo, sí, puedo sentirlo. «Entonces abre tus ojos» me digo. Es difícil. Me pesan mucho los parpados. Me tiemblan con el esfuerzo. Quiero gritar pero no tengo voz. «¿Por qué?» me pregunto. Yo hablo, sé que hablo. En mi vida he hablado a otros, he enseñado a otros, he discutido con otros…
¡Quiero hablar! Pero mi voz no sale…
Oigo lo que dices, oigo lo que te dicen, oigo lo que me dicen… Deseo contártelo. Recuerdo que te gustaban mis cuentos. ¡Oh recuerdos! ¿Recuerdos o imaginación? ¿Es esto real? ¿Qué es la realidad? ¿La tuya o la mía?
¡Quiero hablar! Pero no puedo abrir mis ojos… Dicen que estoy atrapado en mí, como ensimismado en otro mundo. ¿Es esto un sueño? Tal vez despierte pronto y ría de miedo, porque si despierto, ¿sería en tu mundo o en el mío?
Dices que no vivo la realidad, dicen que no estoy aquí, ¿pero si pienso todo esto, si me pregunto todo esto, no es que estoy aquí? Dices que estoy atrapado en mis circunstancias, dicen que ya no soy yo, ¿pero acaso tú no vives tus propias circunstancias? ¿Y ellos quiénes son para saber quién soy? ¿Acaso mi existencia no es tan real y efectiva como la de todos?
¿Realidad? ¿Imaginación? ¿Ilusión? ¿Qué son todas estas cosas? Yo respiro y siento, por lo tanto vivo… ¿Qué importa si lo hago en base a mis sueños, fantasías o ideales? Siento adivinar un pequeño albor traspasar mis párpados… ¡Ay sí! Mis ojos quieren abrirse liberándose del peso que les molestan. El aire es más puro y corre por todo mí ser pujando por despertar cada fibra, cada célula, cada átomo.
¿Verdad? ¿Invención? ¿Ficción? Mi corporeidad es mi esencia, mi existencia es mi concreción. No la tuya, no la de ellos… la mía.
¡Estoy despierto! ¡Ahora sí que estoy despierto! Me levanto y sacudo los cristales rotos de mi aletargamiento… de nuestra somnolencia. Aún así dices que estoy paralizado, aún así dicen que estoy enajenado, ¿pero acaso no son ustedes los que hibernan en sus idénticas reflexiones aspirando que yo atienda de la misma manera? ¿De qué sirve estar vivo si he de abstraerme en las mismas suplencias que todos abrazan para evadir? ¿A qué le temes tú? ¿A qué le huyen ellos? ¿A mí? ¿A mi manumisión que me libera y redime?
La verdad no lo sé… pero de lo que sí estoy seguro es que ahora estoy despierto.