La Obra y el Arte de la Vida
Todo lo que se hace ha de ser admirado, ha de ser visto y ha de ser cuidado. Requiere de una habilidad e inspiración que existe dentro de la creación y del aprecio.
Cuando comencé a soñar, imaginaba estar en las circunstancias perfectas. Siempre pensé crecer en el más alto estándar de mi existencia. En mis sueños podía verlo todo, verme en un todo, ser un todo, ¡ah!, y qué bien se sentía. ¿Pero estoy en una fantasía o es esto la vida?
Hay circunstancias auspiciosas, pero también las hay desfavorables, suerte y eventos que no van según uno los planea o los imagina. Oportunidades ganadas y perdidas.
No quiero existir en un sueño, quiero hacerlo ahora.
No creo que haya un gran pintor que hace de mi vida una obra de arte, porque sé que está, sé que estás, sé que estoy. Yo no lo creo, yo lo sé.
Se acerca, te acercas, me acerco al lienzo como si la vida fuera en ello, tomando cada acción y movimiento deliberadamente con justa atención a cada detalle, con un dejo de descuido intencional y sin esfuerzo aparente, creando y balanceando, al final, una composición enteramente placentera.
Esculpe, esculpes, esculpo, buscando la representación potencial, escondida bajo figuras de masas improbables de experiencias vividas.
¿Será puramente un talento crudo o aprendido el vivir creando la perfecta mezcla, la perfecta composición, la más hermosa melodía que la auto expresión fusiona con formas que han sido entregadas de mano en mano, y que a otros pudiese parecer formularia y rutinaria?
Siento curiosidad por ver al mundo, profundamente en sus vicisitudes diarias, esas escenas que le rodean, te rodean, me rodean y maravillarme. Cuando encare al mundo con ojos abiertos, descubriré misterios en todas partes, porque cada uno de nosotros tenemos nuestras propias historias.
¿Cómo no alcanzar la inspiración en él, en ti, en mí? La creatividad me embarga haciéndome emanar puro y completo, emergiendo a la vida. Nazco, respiro, admiro no desde adentro sino de todo lo que a mi alrededor me da vida.
Los sueños son capturados, y me pregunto cuántos de nosotros vamos por la vida conscientes. ¿Hay algún esfuerzo qué deba hacer para comprender qué son exactamente los sueños y convertirlos en realidad, o sencillamente evito mi propia apreciación y propósito en la imaginación?
Sé lo que quiero, así que lo lograré, sin importar cuan flexible, cuan maleable sea, porque mis metas, mi esencia, mi razón de ser no están atadas de raíz a mis sueños y deseos… Porque tienen significado… y esa significancia es la musa de todo arte, de toda creación, de mi existencia. ¿Acaso no es esto placentero y seductor? Pues eso es lo que soy, un momento de reconocimiento consciente, deleitable, o al menos satisfactorio en la vida, lo que le da poder a una oración para aquellos quienes dan gracias a ese poder, sin importar en lo que crean, con o sin religión, por los pequeños botines que brinda el día a día en sus vidas.
Aprecio y reconocimiento del valor por lo que le rodea, te rodea, nos rodea, mientras lucha, luchas, lucho por alcanzar los sueños más salvajes, porque eso es lo que son los sueños, el deseo de tener más de la bondad que reconocemos a nuestro derredor. Por eso no puedo conformarme con, ni guiarme por, la insatisfacción en el diario vivir, más aún cuando busco existir.
Desea, deseas, deseo existir. No quiero huir de algo peor por no ir hacia algo mejor. Voy hacia un arte de vida. Quiero vivir, quiero existir como quien ha vivido su vida con el estilo y gracia de un artista atacando su lienzo o de un músico convocando una melodía desde una serie caótica de ruidos.
Aún soy un niño, aún soy un Picasso, un Mozart, un Botero. No quiero crecer sin dejar de existir. Quiero ser poesía, quiero danzar.
Soy el lienzo que espera los primeros trazos, soy la obra que comenzará a existir cuando decidas vivir.