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El Bosque

Toda una vida, y sin embargo cada día en esta parte del mundo pareciera como si naciera otra vez. ¿O tal vez sea que el tiempo reside aquí detenido? Imposible de imaginar. ¿Cómo revelarte que el verde más agraciado se multiplica por cien, en matices que danzan al reflejo del sol o cuando las gotas visten con resplandor cada hoja, cada rama, cada tronco coqueteándote con abrigarte, invitándote a formar parte de su comunión?

¿Cómo explicarte que en los días más radiantes, adormecido con el revoloteo de las libélulas y las abejas, añore en igual medida a la más bella de las composiciones que la lluvia pueda crear? ¿Cómo entenderías, que mientras siento el gozo de las golondrinas revoloteando sobre el estanque, jugueteando con los renacuajos y mariquitas, evoque con ansias la luz tenue de la neblina mientras mi camino es iluminado por luciérnagas de verano?

Las piedras veladas con musgo se guardan con los helechos que suavizan la faz de las colinas, invitando a correr con la vista como si el viento mismo fueses. ¿Me es permitido poder requebrar aún más mis emociones y percepciones? Casi no puedo respirar ante tamaña majestuosidad, y sin embargo no logro saciarme del dulce néctar que inflama mis pulmones.

Qué escena tan surrealista con su fondo borroso, distorsionado, multicolor y tachonado con aves e insectos que se baten y posan sin temor, como seres misteriosos, en el estanque en el que remojo mi reflejo.

Verdes claros y oscuros, tibios y frescos, cristalinos y opacos. ¿Quizá son sentimientos de frescura y armonía del alma, o sencillamente el cómo respiro la tierra en la que vivo? ¿Cómo podrías creer en la realidad más palpable de la naturaleza sin darle crédito, indistintamente, a una magia que le concede tanto placer a tu alma con sus paletas de colores?

¿Acaso convivo con este bosque y sus criaturas en estas montañas majestuosas, o tan solo vivo un ensueño en el que respiro las más bellas mezclas y fusiones de perfumes a tierra húmeda y sol? Veo a mi derredor y siento mi corazón retozar. Me alejo por instantes y mi espíritu juguetea intranquilo con la idea de regresar. No, no convivo con este bosque, y no, no es un ensueño. Yo soy esta montaña que me ha visto crecer y ser. Yo soy cada árbol, cada hoja, yo soy sus raíces y la tierra que les sustenta, pues al final regresaré a ella… Una reminiscencia, un instante, una eternidad.

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